tú y tu alma de perro. antes te comías el mundo pero ahora ya no muerdes. dan tanta pena los alaridos que salen de tu boca que me da rabia mirarte, se me calienta el corazón y en la garganta se me hace un nudo que me devora las palabras sin piedad. prefiero quedarme muda a escupirte verdades a la cara que te dejen sangrando y temblando, con el rabo entre las patas detrás de la puerta.
qué buenos los espejos cuando necesitas desahogarte.